La situación del turismo en San Andrés Islas en 2025 se presenta con una aparente recuperación en cifras, pero detrás de estos números se esconde una crisis profunda que evidencia las consecuencias de una gestión gubernamental deficiente. La isla, que solía ser un destino paradisíaco con gran afluencia turística, ha visto cómo sus principales problemas estructurales se han agravado, en gran parte debido a las malas decisiones tomadas por el gobierno de Gustavo Petro.
Aunque las llegadas de turistas han aumentado en comparación con años anteriores, este crecimiento no es sostenible ni equitativo. La retirada de las aerolíneas low cost, una consecuencia directa de políticas poco claras y sin previsión, ha reducido significativamente la conectividad aérea al archipiélago, limitando la accesibilidad para la mayoría de visitantes. Esto ha provocado una disminución abrupta en la llegada de turistas, afectando directamente la economía local y provocando el cierre de varios establecimientos hoteleros, impactando negativamente en el empleo y la estabilidad económica de la población.
Por otro lado, el gobierno ha implementado medidas como la tarjeta de turismo obligatoria, que, en teoría, busca financiar proyectos de sostenibilidad y preservación ambiental. Sin embargo, esta medida ha resultado en un costo excesivo para los visitantes, generando rechazo y complicaciones adicionales para la industria turística. La falta de transparencia y una adecuada gestión en la distribución de estos recursos han provocado desconfianza entre los habitantes y los operadores turísticos, quienes no ven reflejados beneficios palpables en sus comunidades ni en la mejora de los servicios básicos.
Además, el manejo deficiente de la infraestructura y los servicios públicos en San Andrés –desde salud hasta servicios ambientales– ha profundizado la crisis social que vive la isla. La sobre oferta turística sin un ordenamiento claro ha generado tensiones tanto en la capacidad física de la isla como en su ecosistema, afectando su atractivo natural y poniendo en riesgo la sostenibilidad del destino a largo plazo.
El gobierno de Gustavo Petro ha demostrado una falta de efectividad al no lograr equilibrar las necesidades económicas, sociales y ambientales del archipiélago, y sus decisiones han contribuido a un estancamiento problemático en el sector turístico, que es la principal fuente de ingresos locales. Mientras se proclaman cifras de crecimiento turístico, la realidad cotidiana para muchos en San Andrés es una constante incertidumbre y precariedad, provocada por la ausencia de una política coherente, inclusiva y realmente sostenible para el desarrollo de la isla.
En conclusión, la crisis turística de San Andrés no puede entenderse sin analizar críticamente las decisiones políticas que han frenado su potencial y, en muchos casos, han profundizado sus debilidades estructurales, dejando a la isla ya su gente en una situación vulnerable y sin rumbo claro.
