El Gobierno de Gustavo Petro tras pésimas políticas en la lucha contra las drogas, “logra” que Colombia sea ‘descertificado’ en la lucha contra las drogas, como lo anunció el Departamento de Estado Norteamericano acusando a Gustavo Petro de incumplir ‘manifiestamente’ obligaciones en materia antinarcóticos durante el último año.
Los datos muestran que la política antidrogas de Gustavo Petro está fracasando. Solo en 2023 los cultivos ilícitos crecieron 10 %, y Colombia cerró el año con unas 23.000 hectáreas de coca más que en 2022. La producción potencial de cocaína subió 53 %, llegando a 2.664 toneladas de clorhidrato puro, casi el doble que hace cinco años.
Aunque las incautaciones también aumentaron — 739,5 toneladas en 2023 frente a 659 en 2022 — ese logro pierde peso si la producción crece más rápido; el porcentaje de cocaína interceptada ha disminuido.
La estrategia populista de “sustitución voluntaria”, como en el Cañón del Micay, no parece viable ni coherente frente a estas cifras.
El presidente Petro afirmó que, ante esta descertificación, el Ejército dejará de “depender del armamento de EE.UU”. y dijo: ‘no más limosnas ni regalos’. Lo cual suena más como a una mala noticia porque Colombia no es un país que pueda de repente suplirse a sí mismo en materia armamentista.
El gobierno desconoce su mala gestión y considera que la decisión de Washington responde a “motivaciones políticas” denunciando que la ambigüedad debilita la confianza en las relaciones internacionales, al tiempo que afecta la soberanía del país.
Parece que le afecta más a Petro la decisión en washington, que la misma siembra masiva de cocaina.
